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    En este breve artículo deseo abordar un mecanismo psíquico frecuente, con el propósito de aportar conciencia sobre su funcionamiento y, en la medida de lo posible, mejorar nuestra actitud ante la experiencia del sufrimiento.

Cuando atravesamos un acontecimiento doloroso —ya sea una lesión física, una enfermedad o una pérdida significativa— suele activarse una tendencia psíquica que Melanie Klein describió ampliamente en su teoría de las posiciones. Esta tendencia consiste en un proceso de eclipsamiento: aspectos de la experiencia que previamente fueron constructivos, nutritivos o claramente beneficiosos quedan temporalmente oscurecidos por la vivencia del dolor actual.

John Bowlby, en sus estudios sobre el duelo, también señaló cómo la pérdida puede reorganizar la percepción interna de nuestro mundo afectivo, provocando que la sombra del sufrimiento domine sobre la memoria de lo positivo.

Expresado de manera más directa: el “sol” que ha iluminado nuestra vida hasta ese momento queda súbitamente cubierto por una sombra que pasa a dominar la escena mientras dura el impacto emocional. A este fenómeno yo lo denomino la trampa del dolor. En la tradición budista se lo relaciona con la falta de atención plena —la mente queda atrapada en un foco estrecho de sufrimiento—, mientras que autores como Klein han hablado de formas de retaliación interna, en las que algo que antes estaba bien pasa a percibirse como profundamente negativo.

Es como si padeciéramos una alteración momentánea de la memoria emocional: perdemos de vista el patrimonio acumulado de nuestra experiencia vital —nuestro “activo”— y lo reemplazamos por un “pasivo” que toma el control de la interpretación de todo lo que somos.

A mi entender, reconocer este mecanismo es fundamental. Solo desde esa conciencia podemos aplicar una forma de corrección interior: hacer presente, vivo y activo en nosotros aquello que ha sido constructivo y beneficioso, incluso en medio del dolor o de la pérdida que atravesamos. Mantener esa memoria emocional es, en sí misma, una práctica de reparación y de cuidado interno.

 

Asociación Reiki Barcelona

 

 

Ricard Montero i Costa

Shi-Han Reiki Reido, Tibetano, Gendei, Komyo Reiki Kai
Instructor de meditación y Desarrollo Personal
Máster Registros Akáshicos

Psicólogo
Economista

 

 

 

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