He asistido a docenas de seminarios y he tenido la suerte de conocer a grandes transmisores en Reiki, pero hay una experiencia común en todos ellos, y es el cambio que ocurre en el rostro de todos y cada uno de los iniciados.

Es impactante, como si el tiempo se hubiese detenido, más aún, retrocedido, las expresiones relajadas, en muchos casos reflejan un niño feliz, incluso en personas mayores.

En el proceso de iniciación, que dura siempre más de un día, el alumno siente que es posible el fenómeno energético, que el Amor subyace en cada estrato de la Creación, que su vida adquiere un nuevo significado y que ahora puede empezar a investigar su interior y su exterior con nuevos ojos…el sentido poético y mágico que la vida tuvo en cierto momentos de su existencia , es retomado con fuerza.

Algunos, y no esta mal decirlo, pueden disfrutar de momentos trascendentes, otros de encontrar sus raíces en la tierra de nuevo…pero a todos Reiki les lleva a despertar su conciencia, si no en ese momento, posteriormente.

Abrazar a un reikista, es retomar la conexión original, observar una canalización de Luz y Amor; es recuperar pues la Conciencia del Ser.

Siento que lo más bello es ser canal para reconectar con el Origen a cualquier Ser.

Efectivamente, la experiencia Reiki va a plantear trabajo personal, la aventura de descubrirse, y por lo tanto momentos más complicados, pero es un dulcificador natural y ayuda en todo el proceso de crecimiento.

Os invito a todos a tener este momento Reiki…dejad que entre en vuestras vidas.