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La primera vez que se empieza a plantear esta patología es a finales de los 90 y hacía referencia principalmente al miedo a perderse “planes”.
Pero antes vamos a mirar de comprender su raíz.
Hace tiempo que vengo exponiendo la influencia determinante de la identidad de grupo y moda, en su vertiente más evolutiva.
Esto es, partiendo de la base que la plasticidad genética humana es capaz de transmitir preconocimientos o predisposiciones (como se ha comprobado con los universales lingüísticos) detectamos la impronta heredada de la necesidad de pertenencia. Siempre hemos escuchado que el ser humano es un ser Social.
Lo es, y además por necesidad.
No la necesidad actual tanto como la histórica. Helo aquí: Los grupos humanos que preceden a las civilizaciones sedentarias, cuando detectaban algún miembro que no podía cooperar en la supervivencia, normalmente desterraban al distinto (origen del Bulling) o al incapaz y eso equivalía a una muerte próxima. Nadie podía sobrevivir por largo tiempo sin la cooperación y/o protección del grupo.
De modo que el miedo heredado a la exclusión es muy potente, tanto como una raíz genética que funciona a nivel no consciente e indica la posibilidad de la propia extinción.
Aquí pueden atisbar también la raíz de la importancia de la moda y cómo podemos encumbrar manipulativamente a un grupo y de repente quien no esté en él queda invalidado, cuando menos.
Atención a los nuevos estereotipos, como el del supuesto conocimiento digital y tecnológico de “nuevas generaciones” y las clasificaciones grupales/Clichés al uso por fechas de nacimiento, o a los mayores, por razón de lugar de nacimiento, estatus social, edad, aspecto etc.
Detrás del estereotipo reside la pertenencia o no.
Más ceñidos a hora al FOMO y en esta línea, la angustia o inquietud por no poder participar de las experiencias gratificantes “del resto del mundo”, se sostiene por el mencionado preconocimiento de muerte por “no estar ahí”.
Es una forma simplificada de comprender el FOMO (siglas de ‘fear of missing out’): Miedo a perderse un acontecimiento, un momento vital en grupo, una experiencia, una celebración, un viaje. Cuando es extremo provoca la necesidad de estar siempre conectado y un miedo irracional a la sensación de estar perdiéndose algo.
Ante una invitación resulta difícil decir que no, en general más a un grupo que a título individual, obedeciendo a los mismo principios. Vean lo tribal que es a nivel inconsciente.
Y llegaron las redes. Estar presente en ellas es inclusivo. Recibir elogios imprescindible. Este es el origen del fin de los foros y el nacimiento de las nuevas redes y la que nos ha de venir, el metaverso. Mucha atención a este nuevo mundo alternativo que potenciará al máximo el FOMO, ya que además abarcará los sentidos físicos en su integridad. La adicción necesitará intervención profesional.
Solapadamente, la conexión a la red y ver qué hacen otros, nos hace sentir que todos pertenecemos al mismo grupo, tanto con amigos y conocidos como con otras personas a las que no se conoce, como famosos e influencers, cuya vida, en realidad es muy diferente.
Todas esas personas muestran vivencias que solo vemos a través de la pantalla, lo que provoca la sensación de exclusión y el FOMO. A raíz de esta serie de pensamientos, se generan sentimientos de soledad, aislamiento, baja autoestima y tristeza que también pueden acabar en angustia, ansiedad, adicción e incluso depresión.
Intentando simplificar observamos predominantemente dos tipos de perfiles que sufren este trastorno de ansiedad.
-> El primero formado por aquellas personas que tienen una autoestima baja y que en algunas ocasiones se sienten solos. En este caso, el entorno de las redes sociales lo sienten como una forma de subsanar y mejorar su autoestima (o peor, la propia imagen de uno mismo) con la publicación de contenido y la consecuente interacción de sus seguidores, aunque solo se trate de una de las medidas al uso: número de visitas, likes etc.etc. Esas son las medidas que nos facilitan las redes, obviando otras que van formando ocultamente nuestro perfil en redes.
Así, cuando una persona que vive con este “miedo” hace una publicación en redes sociales y no obtiene una gran interacción por sus seguidores, también le aparece una sensación de depresión: “no me quieren, no les gusto, no soy suficiente perfecto para ellos, no hablo con suficiente soltura etc.»
–> El segundo es el personal menor de 30 años que no necesariamente tienen una autoestima baja, pero sí dedican gran tiempo al entorno digital. Los adolescentes (hasta 21 años incluidos) con esta patología sienten una especie de “molestia” cuando alguien les llama la atención por estar pasando mucho rato ante una pantalla y, además, ven afectado su entorno de aprendizaje.
El trastorno del sueño es otra de las consecuencias habituales en personas con “FOMO”, al no poder irse a dormir si el móvil no está a su alcance para leer las notificaciones y los mensajes que reciben, incluso a mitad de la noche.
Recientemente hemos advertido y realizamos ya un video sobre ello, un uso invasivo a nivel profesional.
El grupo empresarial en cualquiera de las redes, permite al empresariado crear una “colonia digital”, al estilo de las antiguas colonias cerca de las fábricas (actualmente el negocio que sea). No estar al tanto de las publicaciones de empresa (o los que nacen siempre a raíz de este) es estar al margen, o no cumplir con las obligaciones de la empresa.
Curiosamente no consta tal obligación en la contratación laboral, pero el trabajador así no se despega, se le responsabiliza de las soluciones en la empresa al 100% sobre todo cuando solapada e inteligentemente la empresa “crea comunidad”, la sensación que los compañeros de trabajo son el soporte de todos.
Y se logra presencia del trabajador fuera del horario de trabajo, las emociones y la mente siempre puestas en el trabajo.
Económicamente muy rentable, sobre todo porque los empleados se anquilosan en alguna especialidad. Es más sencillo preguntar que aprender, si alguien de la comunidad a cualquier hora te puede solucionar el problema. Podemos decir que así nunca surge una figura profesionalmente independiente. Solo debe coger el teléfono o usar la red para que alguno de la “comunidad” solucione aquello que no sabe… ni va a saber.
El primer síntoma patológico de estos grupos empresariales es la creación de subgrupos, que supone la elección de algunos miembros de la comunidad para establecer algún tipo de relación. Desde el punto de vista de la Teoría de Sistemas, en realidad, siguen perteneciendo a la gran Red que la empresa ha creado.
Y esta derivada en el trabajo, se sustenta en un FOMO empresarial, no tanto por divertido aunque se intente, pero sí en la vertiente de cumplir con una obligación hacia una supuesta comunidad o la también supuesta obligación de atender al “grupo” (en realidad “a la empresa”) fuera del horario laboral sin retribución.
No estar presente ahí supone la exclusión y en consecuencia se incita a saber “qué ocurre”, “o si me necesitan”, no importando cuándo, siendo invasivo y por lo tanto muy en paralelo al FOMO tradicional.
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Aprende a ser lo que eres con nosotros
Ricard Montero i Costa
Master Reiki Gendai Reiki, Reido Reiki, Komyo Reiki, Tibetana, Karuna.
Formador de maestros y monitores
Monitor Meditación, relajación, Sugestión, investigación del Karma
Psicólogo clínico e industrial.
Economista.
Presidente Asociación Gokai de Terapeutas.
Centro colaborador Federación Española de Reiki